miércoles, 16 de marzo de 2011

Ok, siempre creemos que la mejor forma de escaparle a las cosas es olvidando, dejándolo atrás, dando por sentado lo que indiscutiblemente todavía pesa. Borrón y cuenta nueva. Nos encerramos en nuestro mundo, evitamos abordar el tema, buscamos distracciones, subimos el volumen y esperamos que magicamente al despertarnos haya salido de nuestra cabeza. Esquivamos las conversaciones que se acercan aunque sea mínimamente (¿Alguien quiere más café?; Se me queman las tostadas; Me olvidé el bizcochuelo en el horno e infinitas excusas que se nos ocurren en el momento). Que realidad tan miserablemente absurda, ¿Quién nos enseñó a callar lo que hace ruido adentro nuestro? Reconozcamos de una vez por todas que con callar lo único que hacemos es agudizar este "karma" que nos persigue. Ya es parte de nuestras vidas, porque nuestro pasado hace a nuestro presente y futuro. Aceptemos, no nos guardemos nada, que así la llevamos mejor. Perdón, pero ya estamos todos jodidos.